martes, 31 de marzo de 2009

EL ESPEJISMO DE LOS SUEÑOS

…El Amor y los Cuatro Espejos de la Locura.
(Segmento de “El Espejismo de los Sueños)

Después de ver un universo en tus manos,
mil reflejos me envolvieron con su misterio.

En un espejo me vi retratándote,
en contra de la voluntad de mi destino.

Ungí mis sueños y los confundí
para que sin previo aviso
mis ecos los pudiesen romper.

Sucedió de tal manera que aquel espejo
se rompió en cuatro partes
que encerraron al miedo
de recordar tus lindos ojos orientales.

Por ese miedo,
me aferré en los mantos de la locura.

Me encerré en ella,
pensando que en sus sombras
tu mirada no me iba a encontrar.

La locura partió mis ojos y el alma en cuatro partes
y los repartió para que el eco de tu voz
no me volviese a descubrir.

Estando un tiempo los recuerdos en calma
y los espejos con su esencia en equilibrio,
se supo por otro sueño
que el eco de tu voz se aproximaba rápidamente
a interrumpir la soledad de los cuatro recintos de la locura.
se venía con tu imagen
que llevaba esa linda mirada de tus ojos orientales.

Con lazos de blanquísimo color,
entraste a un primer espejo
donde cada parte de sus reflejos
se conmovían al ver que en ella entraba
la musa que daba vida a los espejismos.

En aquel espejo se encontraba un niño
que al verte sonrió
y empezó a jugar a las escondidas.

Tu imagen era noble
y le seguiste el juego hasta encontrarlo.

Le sonreíste y él te devolvió la sonrisa
con un abrazo y un corazón de papel.

Entre ese artificio de su sentimiento,
se acercó a tus ojos y escribió en ellas
que muy pronto soñarían juntos
en una sombra ilustre de la Luna.

Con aquel detalle de su inocente amor,
te tomó de las manos
y sonriéndole a su mundo
decidió ir contigo
hasta el segundo espejo de los sueños.

En aquel espejo,
desde el principio de sus opacos brillos,
encontraste sólo destrucción
y el eco profundo
que emanaba el llanto
de las flores marchitadas.

En aquel instante,
el niño te abrazó y te dijo
que un Ogro malo había invadido una parte del amor.

Lo destruía todo con sus palabras
y hasta sus risas eran el eco perverso
que destruía a todo intento de expulsar a la soledad.

Miraste al niño y tu gesto amable
le dio aliento para seguir el camino
hacia el punto más exacto
donde estaba escondida la luz.

A lo lejos de un horizonte vacío,
el enorme Ogro sintió que cruzaban sus dominios,
y llenándose de ira
corrió hacia ustedes con tanta fuerza
que estremeció cada parte de mis sentidos.


El niño al ver esto,
ingenuamente tomó un acto de valor;
y poniéndose delante tuyo,
dijo asimismo que te protegería
porque tú eras su única razón.

Estando listo para esa desigual batalla,
el niño te miró y grabó en su corazón
cada detalle de tu mirada
y volviéndose a la lucha
gritó tu amor
mientras que el ogro corría a su encuentro
y darle fin a esa ingenuidad…

Pero algo pasó:

El tiempo se detuvo
conmovido por una lágrima tuya.

En lo más alto de este espejismo,
un reloj de arena
observaba lo que pasaba
y conmovido por la acción del niño,
dio vuelta su enigma
y todo lo existente en ese espejo
comenzó a temblar y la tierra
se partió para tragarse al Ogro
que había ofendido a la musa.

Todo el ambiente era confusión
y el Ogro rugía
confundiendo el aire con su odio
envuelto en el miedo de verse atrapado
y arrastrado hacia las profundidades
de la tierra.

Este intentaba sujetarse de unas raíces
que ellas mismas se negaban a darle ayuda.

Sin tenerlo previsto,
los ojos del reloj se detuvieron
por la extraña confusión
de tus actos…

Mezclando una sonrisa con una lágrima,
estabas caminando hacia el Ogro
que estaba por ser tragado por la tierra;
le miraste a los ojos
y una lágrima tuya le cayó
en el alma que se movía confundida.

El Ogro
al verse atrapado en el misterio de tu mirada,
dejó de rugir y bajó su semblante
para exclamarte tu perdón.

Haciendo lo mismo,
se acercó el niño
con una cuerda y juntos
sacaron al Ogro de su fatal destino.

Esta criatura,
al verse sometido a tus encantos,
te juró lealtad y decidió acompañarte
al tercer espejo de la locura.

El Ogro los llevó entre sus hombros,
e iban felices porque el amor
iba conquistando los dominios de la soledad.

En el tercer espejo,
encontraron un mundo de luces, signos
y un bosque lleno de misterios.
Y en lo profundo de sus voces,
se escuchaban las risas burlonas
del Mago Bufón.

Mientras andaban entre ese bosque de misterios,
aquella risa los envolvía
y jugaba con ustedes
tratando de confundirlos
con sus bromas.

Ni fantasmas ni espejismos vacíos
los hicieron retroceder en aquella aventura.

Y al final de todo el camino,
estando cerca de un pozo de madera…
Desde sus profundidades
salió entre chispas el Mago Bufón.

Los miró y se acercó ante ustedes
y con tal delicadeza te entregó galante
una hermosa rosa que tenía encima
los aromas del amor.

Con un lindo gesto de tu mirada
le aceptaste tal regalo
y con todo tu encanto
oliste su aroma y te la pusiste entre tus cabellos.

A este acto tuyo,
el Mago Bufón
se quedó sorprendido.

Miró la rosa y esta misma ante todos
manifestó su lucha y decisión.

El Mago Bufón le había destinado
que ella sería una rosa que haría explosión
al momento de oler su delicado aroma.

Pero viéndose en presencia tuya,
fue incapaz de aceptar tal cargo de maldad,
y asumiendo que tú eras su destino
olvidó todo aquello
y gustosa prefirió dar su aroma
y posarse entre tus cabellos.

A tal actitud,
el Mago Bufón
miró tus ojos y vio la razón
por la cual estos seres
cruzaban los espejos de la locura.

Sonriendo galantemente,
te besó las manos
y alegremente decidió
que viajaría contigo
hasta el cuarto espejo
que esperaba tu llegar.

Fue entonces
que consumidos por tu mirada
llegaron juntos al último de los espejos.

En ella no existía la luz,
y todo era brumas y completa oscuridad.

Al ver toda esta desolación,
el Mago Bufón
extendió sus manos
y elevándose sin dejar de mirar tus ojos
se convirtió en una estrella
que subiendo hasta el cielo
dio una hermosa luz
a todo ese mundo que había sido olvidado.

Estando ya la luz iluminando
el aun desconocido camino,
se encontraron frente a un abismo
que impedía seguir su destino.

Viendo que esto los demoraba,
el ogro extendió su cuerpo
de extremo a extremo en el abismo.

Y una vez puesto en esa posición,
dijo adiós y sin previa indecisión
se convirtió en un puente
que los dejó cruzar.

Seguiste el camino tomado de la mano
con aquel niño que te era fiel sin condición.

Siguieron su rumbo
hasta llegar a un castillo de arena
que esperaba pronto tu llegar.

Entrando en ella,
encontraron nada más que un vacío.

El niño te abrazó amorosamente
y llorando se apartó de ti
para ir al centro del castillo vacío.

Estando en ese espacio,
el niño empezó a cavar un pozo
y con sus lágrimas y cuerpo mismo,
hicieron nacer el fondo
del famoso pozo de los deseos.

Al ver esto,
te acercaste a ver lo que había en el pozo:

En ella notaste que el cielo era un enorme espejo
y tú eras parte de ella.

En el fondo de ese pozo,
notaste que en ella se daba otra aventura.

Viste en sus fondos,
a un poeta que observaba las aguas del mismo pozo.

Al verlo, fijaste tu mirada
y le obsequiaste tu más bello gesto
que llegó hasta sus ojos
para darle una imagen a su deseo.

Viste que aquel momento era el principio y el final
de toda una aventura
que muy pronto nacería
al saber que en ambos mundos
había un solo espejo
que nos llamaba para crear
un mundo de sueños y de amor.

(Soñado y escrito en una mañana lluviosa del 20 de noviembre del 2006)

Setil de Bargam

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